La tristeza de don Florencio, fundador de Bendición de Dios, al ver todo reducido a cenizas
Por su discapacidad motriz vivió momentos de angustia al ver las llamas alcanzar hasta cinco metros de altura y destruir todo. Afectados hacen llamado a la solidaridad de las autoridades y ciudadanos.
Don Florencio Romero Cogollo fue uno de los fundadores del barrio Bendición de Dios hace 18 años y anoche vio cómo las llamas acabaron con lo poco que tenían.
Su rostro es una fotografía de la tragedia que hoy viven más de un centenar de personas que vieron reducidas a cenizas sus pocas pertenencias.
Lo perdieron todo: sus enseres, mascotas, animales de cría (cerdos y gallinas) hasta los documentos de identidad.
Las fuerzas y la furia de las llamas solo les permitió a los habitantes de Bendición de Dios rescatar a decenas de niños. Tras ser rescatados de sus casas fueron puestos a salvo.
Florencio, nacido en Montería hace 74 años, ya es un adulto mayor a quien por una lesión en su pierna derecha debe caminar apoyado en muletas. Su movilidad es muy limitada y le costó salvarse en medio de las carreras de todos.
Para él, quien vive solo en una de las casuchas de Bendición de Dios, la tragedia pudo ser mayor, pero por fortuna no 'brisaba' y las llamas no se expandieron más.
Hoy, horas después del incendio, veía con tristeza las pocas cosas de sus vecinos, reducidas a cenizas.
Don Florencio recuerda que ya estaba dispuesto a acostarse anoche cuando escuchó “un tropel”.
“La gente corre pa' allá, y corre pa' acá. Entonces yo pregunté ¿qué está pasando? y veo esa llama arriba que era imposible a la gente apagarla por la altura. Y corrí. Tenía la puerta con candado y comienzo a abrir. Y cuando abrí, estaba la gente pa' allá y pa' acá entonces, yo como no podía sacar nada, me puse a salvo sin nada".
El cofundador de Bendición de Dios relató a Zona Cero que salió al patio y “vi las llamas que aumentaban arriba”. “Casi más de tres metros, o cinco metros, aumentaba y no podía llegar nadie”, contó.
Recordó que por su discapacidad no podía correr y pasó lo que Dios quiso.
Cuando salió, “ya todo estaba achicharrado” relató el adulto mayor al contar esa terrible experiencia.
Los damnificados de este incendio claman por la solidaridad de los barranquilleros, autoridades y ciudadanos.
Si usted puede ayudarlos, con dinero o especie, llame a los teléfonos 3105098862 y 3226824858.
Entre todos podemos ayudarlos e impedir que estos seres humanos duerman a la intemperie, se enfermen o se mueran de hambre.
Se necesitan pañales para niños, colchonetas, bebidas hidratantes y alimentos no perecederos.